Las experiencias iniciales que sufren las mamás de un niño sordo son muy similares en todos los casos. En un principio ignoran que su hijo tenga algún tipo de deficiencia auditiva, pero en poco tiempo aparecen las sospechas. Las mamás comienzan a hacer distintas pruebas al niño y al no obtener las respuestas normales empiezan a desesperarse por lo que acuden a los servicios médicos.
Posteriormente, y por lo general después de transcurrido un año o más, se confirma el diagnóstico de hipoacúsia mejor conocida como sordera.
A partir de ese momento las mamás pasan por una serie de etapas emocionales:
1ª Choque emocional: Es una etapa corta que suele servir como mecanismo de defensa, en la cual se produce un distanciamiento del problema. “Sabemos que nunca estamos preparados para una situación así, creemos que nunca nos puede pasar a nosotros, es muy difícil en esta sociedad que alguien lo entienda, que sepan cómo tratar o cómo convivir con alguien con sordera Angélica Olvera y Francisco Becerril, Papás de Abril una pequeña con hipoacusia bilateral profunda.
2ª Reconocimiento del problema: En esta etapa comienzan a reaccionar emocionalmente al darse cuenta de lo serio de la situación. Aparecen sentimientos de ira hacia el sector profesional que tardó en detectar el problema y en ocasiones hacia el propio hijo. También se dan sentimientos de impotencia y frustración al desvanecerse algunos planes que tenían previsto realizar con su hijo, así como sentimientos de culpa y obsesión por encontrar la causa que ha originado la sordera.
3ª Negación del problema: Intentan contrastar una segunda opinión buscando un diagnóstico más optimista y una posible curación, la cual en la mayoría de los casos no se produce.
4ª Aceptación del problema: En esta etapa, aceptan que tienen un niño sordo. Empiezan a sentir la necesidad de recibir información a cerca de la sordera asistiendo a conferencias y charlas, a hablar abiertamente con otros padres con el mismo problema y en definitiva a mostrarse sin ninguna vergüenza como padres de un niño con una deficiencia. A menudo la pérdida auditiva representa un problema mayor para los padres que para el niño, por lo que es muy importante que los padres tengan una actitud abierta y positiva y que se informen sobre que pueden hacer para proporcionar a su hijo las mejores condiciones posibles.
“Patricio nació a los tres meses después de que le diagnosticaron sordera profunda a nuestro primer hijo Paolo. Desde el primer momento en que supe que estaba embarazada de Paolo, mi mayor ilusión fue escucharlo decir mamá. Cuando supe que eso no iba a ser posible comencé a imaginar que Patricio algún día podría decirlo, sin embargo cuando a él también le diagnosticaron sordera sentí como se alzaba una barrera entre mis hijos y los demás niños. ¿cómo se comunicarían? ¿cómo podría yo saber cuándo me necesitarán? Nunca escucharían mi voz. Después del dolor inicial comprendí que Dios sabe porqué hace las cosas, yo le agradezco que a mi me haya convertido en una mamá doblemente especial. Ahora mi mayor sueño es que cuando mis hijos sean implantados la primera palabra que pronuncien es gracias por la ayuda que les están dando”. Nelly Evaristo Villegas, una mamá doblemente especial.
Ser mamá de un niño sordo es una experiencia llena de dolor y sacrificio, también lo es de sensibilidad y amor. Criar un niño sordo o en general con cualquier deficiencia lleva a las madres a tener un concepto de los valores de la vida y la familia, así como un afán de superación que probablemente antes no tenían. En Fundación FESORMEX creemos que ser una mamá especial es otra forma de ser feliz.
Para todas las mamás que requieran apoyo para llevar el sonido a la vida de sus hijos, Fundación FESORMEX les ofrece una solución integral. 01800 926 67 56.a
Imagen obtenida en : El Heraldo
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